martes, 29 de enero de 2008

EL PRECIO DE UNA VIDA COMPARADA CON EL ABOLLÓN AL COCHE ASESINO

27-01-2008

¿Pero en qué país vivimos? Me pregunté esta mañana. Al leer una noticia que me está dejando helada.
Cuatro años ha del suceso. Un muchacho regresaba por precaución en su bici por un camino de tierra y un coche vuela a su encuentro saltándose el reglamento de velocidad correcta.
Ha excedido los noventa, permitido en esta vía, pues va a más de ciento treinta; por hora… ese fatal día y el infame sobrepasa de alcohol en sangre la tasa, para conducir coherente, y esa fue precisamente la causa del accidente; del atropello a un muchacho, cuando un conductor borracho, por caprichos del destino se le cruzó en el camino y le provocó la muerte.

Del topetazo el muchacho, ahí mismo perdió la vida a sus diecisiete abriles y el coche quedó abollado por la fuerza del envite, con algunos pocos daños causados por el impacto contra una pequeña bici.
Puede que el chico saltara el stop por un descuido y un castigo desmedido recibió por su imprudencia, pero si este mal nacido, con precaución condujera la vida salvar pudiera del chico que en bicicleta regresaba con sus padres, tras feliz tarde de juerga.

Mas, su cuerpo en el camino quedó roto cual muñeco, como abollao quedó el coche; que lo había dejado muerto.
Al parecer por su vida, los padres por ley escrita, cobraron algún dinero y el conductor temerario de aquel trance quedó absuelto, pero ahora no se contenta y decidió echar la cuenta, de los gastos que el arreglo, de su coche ha ocasionado. Sin pensarlo el indecente, ha acudido a la justicia, demandando a la familia del chico quizá imprudente, reabriendo las heridas por la falta de su niño perdido en un accidente.

Los padres muestran la foto con gesto apagado y serio, del hijo de sus entrañas que este hombre con malas mañas dejó en el asfalto inerte y ahora reclama el cabrón, los daños que el muchachito, causó en el coche asesino, que lo provocó la muerte.

“Me siento damnificado”, dice el tipo con descaro, que por una abolladura quiere cobrar con soltura y tramita una demanda.
“Su hijo, igual ya no vuelve a casa, y ellos cobraron lo suyo y yo ahora con orgullo, pido, para mi coche la pasta”.
No me seas caradura, comparar la abolladura con fatal muerte de un hijo, pues no quiero imaginar, lo que vas a reclamar, cuando te pase lo mismo.

Pues que nadie estamos libres de que un cabrón se nos cruce en la mitad del camino, para que veas lo que duele sufrir la muerte de un hijo, ojala todas las noches sueñes que a tu hijo lo mata, un mal nacido indecente que después del accidente, quiera comparar su muerte, con una arruga en la chapa.

domingo, 13 de enero de 2008

YA ESTÁN AQUÍ LAS REBAJAS

12-1-2008

Ya comienzan las rebajas, ya ha empezado el alboroto, todo el mundo está en la calle, quieren arramplar con todo, malo o bueno da lo mismo, igual da si está obsoleto, es importante tan sólo que le han rebajado el precio.
Las mujeres… las marujas, como locas van corriendo y detrás van sus maridos, que las vienen persiguiendo para cargar con las bolsas, con los bultos, con los pagos; de todos esos estragos que la mujer de su vida después de la cruel naví-da, tienen a bien realizar, sin pensar en esa cuesta que está a punto de empezar.

Si tuviera que salir con mi esposo de rebajas brillarían las navajas como en noche de bandidos, pues su cara de aburrido me quita todas las ganas de empeñarme en ese empeño.
Se lo digo: frunce el ceño y dice: “lo que tu quieras… pero yo no voy de tiendas que el barullo me enloquece, pues las tías como peces de esos que llaman pirañas, sin pensar que les engañan, comerciantes usureros por vaciar sus monederos, ofreciendo alguna ganga que les ponen como cebo y algunas salen cebadas.

Yo no quiero pelearme ni tener que dividir, un pantalón en tres partes, pues si una tira de aquí, la otra rasgó una pernera, y por barato que fuera, ya ni pa ti, ni pa mí.
¡Que no, que no! Yo me niego a meterme en ese juego, en ese barullo infesto, mas, me parece perfesto que tú lo hagas por mi.
Ve y me compras calzoncillos, unos pañuelos del moco, calcetines tengo rotos y este jersey ya me aburre, pero si algo se te ocurre, que pueda gustarme un poco, compra sin romperte el coco, que yo te espero al salir”.

Y voy sola de rebajas y nunca encuentro esas gangas, ni esos precios tan baratos. Salgo, miro, y me aburro tanto al rato, que abandono en estampida y en un autobús metida como sardinas en lata, por fin regreso a mi casa, sin comprar ná y abatida.
Me pongo a hacer la comida, y si un ingrediente falta, se lo pido a mi vecina aunque me llame gorrona, que a la calle mi persona, no saldrá ni con mortaja.

sábado, 5 de enero de 2008

FELIZ NOCHE DE REYES

FELICES REYES MAGOS a todos los niños y a todos los que en esta noche volvemos a serlo.

Ver la cara de los pequeños mirando a los reyes magos me hizo volver a mi infancia y sobre todo a la infancia –ya lejana- de mis hijas.
Ellas de pequeñitas también esperaban a ese barrigón de rojo que les dejaba regalos la Nochebuena, pero con la ilusión que esperaban los reyes nunca esperaron al extranjero.

En España, por mucho que hayan querido americanizar nuestras tradiciones, con los reyes magos no han podido.
Cierto que los niños se ilusionan con lo que los padres les contamos, pero paseando por las calles llenas de gente, a poco que observamos, nunca la expresión de un niño que mira a Papa Noe, es tan emotiva como cuando ven a uno de los reyes magos, o cuando se les acercan para entregar la carta.

Papa Noe, ni tiene cabalgata, ni recibe cartas, ni podrá nunca ver esa expresión angelical de inocente ilusión que los niños españoles regalan a los reyes magos.
Sí, es un regalo. Hace años, los hijos de los trabajadores de correos recibían a sus majestades en persona. Venían a nuestras casas con un regalito y una vez tuve el placer de acompañar en esa dulce tarea a estos hombres “reyes magos”, que tuvieron la suerte de ver reflejada esa ilusión infantil en una noche de reyes. Puedo asegurar que fue una de las mejores experiencias que recuerdo. Sin comparar por supuesto, el haber hecho vivir a mis hijas esa ilusión. Los nervios de la noche de reyes, recibir los regalos y verlas disfrutar de esa alegría.

Este año, han reaparecido “La familia Telerín” y me despertaron muchos recuerdos de esa “mi infancia” que ya dudo haber vivido alguna vez.
Me pregunto qué habrá sentido esa entrañable familia al encontrarse con los niños de ahora, tan diferentes a los niños que éramos antes.
Ojala hayan hablado con los magos de oriente para recomendar que traigan a los niños regalos, juguetes y felicidad, pero que no se olviden de dejarles un poco de imaginación, eso de lo que antes tanto teníamos y que ahora ni saben lo que es.
Sin imaginación, sin fantasía, no habrá nuevas historias inventadas y perderemos muchos buenos escritores.

Feliz noche de Reyes Magos. No olvidéis dejar azúcar para los camellos y unas copitas de anís para sus majestades.

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