domingo, 23 de diciembre de 2007

LA LEY CONTRA EL CACHETE

Mi Juglarín que estudiaste, libros de pedagogía
para educar dignamente miles de niño y niñas
y aunque en contra del maltrato, estaré mientras yo viva
juro haberles regalado algún cachete a mis hijas.

Ciertamente fueron pocos, eso castigos livianos,
que nunca dejaron huella en sus nalgas y en su ánimo
pues un cachete aseguro, lejos de hacer algún daño
siempre ayudó en el empeño de educar bien educando
y orgullosa estuve de ello a lo largo de treinta años.

Mis niñas, ya hoy tres mujeres, no se cansan de dar gracias
por estos padres que tienen, que supieron educarlas
y aunque cayera un cachete, cayeron miles de besos
abrazos, conversaciones, momentos inolvidables,
uno malo, mil mejores,
y se sienten orgullosas de sus dos progenitores.

Dime Juglar si delito, fue aquel cachete maldito
que sirvió para que un niño pudiera entrar en razón
si en su terquedad de infante, terminó con la paciencia
del atribulado padre que atado de pies y manos
sólo tiene obligaciones, pues a un niño con razones
difícil es contentarlo; cuando se encona, se engalla
sabiendo que la batalla, la ganará de antemano.

Y cuando el árbol torcido, crezca con absurdas leyes
pues que para enderezado nunca fue malo un cachete.
Pronto será una mirada la que incurra en ser delito
y hasta un beso con vehemencia afirmen que no es bonito
o aquel abrazo de antaño, digan que les hace daño
no habrá pareja en el mundo, que quiera tener un hijo.

Mis hijas ya son mayores, ser madres quizá es su meta
van a hacerles la puñeta por cumplir las nuevas leyes.
Ni una voz, ni un remoquete, a sus niños podrán dar
y aprenderán que sus hijos en casa van a mandar
porque alguien sacó de quicio, inventando tonterías
que leyes todos los días es bueno que nos protejan,
pero contra el delincuente, no por dar una nalgada
a un niño en su pataleta, o al que por una rabieta
al padre da cien patadas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

“La Ley del Cachete”

Es obvio que no existe.
Asomado al balcón del mundo, lejano en algunos casos, próximo en otros y quemándome en la mayoría, no me resulta complicado ni difícil creer en el “cachete” come medio de aprendizaje pedagógico.
“Una imagen vale más que mil palabras”, metáfora que se utiliza y aceptada en el campo de la educación. De igual forma, la carga pedagógica y didáctica de un “cachete a tiempo”, es el buque insignia de “educar” adecuadamente.
Soy defensor de la teoría de “educar con autoridad”, siempre con el matiz humano del término. Rechazo, por supuesto la autoridad escolástica fundamentada en teorías exclusivistas de mandato divino y otras normas; no estoy de acuerdo con la rigidez normativa; no me apetece inculcar “que yo soy el que manda”.
No; eso no es lo que yo quiero y entiendo. Quiero ser autoritario con connotaciones democráticas; este principio de autoridad hay que entenderlo desde una perspectiva objetiva y constructiva: “El árbol bien crece con una buena y sólida guía, y si además abonamos en temporalizaciones marcadas, es perfecto para que nuestro joven arbolito se convierta en un robusto, cuidado y elegante árbol”.

El cachete es y ha sido imprescindible; consideremos lógicamente que no se trata de “violencia”, es más bien un estímulo negativo, tan importantes como los positivos (regalos, halagos, besos, etc.).

Dijo un gran pedagogo y filósofo, llamado Jean Jacques Rousseau (1712-1778), que el niño es bueno por naturaleza y solamente hay que dejar hacer para educarlo.

Puedo creer en la bondad como virtud natural; lo que ocurre que no tengo fe en el medio donde se desarrolla esa virtud. El medio social, llámese cultura, condiciona positiva o negativamente.
Puede descubrir y potenciar la bondad o puede eliminarla y crear otras actitudes diferentes.
La influencia de la familia como célula primaria de socialización es fundamental y no se debe tener miedo al cachete como recurso conductor, siempre en el sentido descrito anteriormente.
Es imprescindible educar “en valores”, objetivo que actualmente está un poco perdido.
No debemos rechazar una educación basada en las “virtudes griegas”, siempre realizando una relectura de las mismas con el fin de adaptarlas a nuestros días; debemos potenciar una educación en la convivencia rompiendo prejuicios estereotipados; debemos hablar a nuestros educados del deber cívico y del interculturalismo rechazando toda postura xenófoba y neonazi, tan de moda hoy día.
Resumiendo y para no darte mas la turra, creo en la educación con cachete porque ayuda a conseguir los objetivos que defiendo en esta tesis.
UN BESO Y UN ABRAZO DE ESTE PEDAGOGO ILUSIONADO

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